Te invito a tomar una taza de té



Te invito a tomar una taza de té.

Sentados juntos, respiramos y en silencio abrimos nuestros corazones para simplemente escucharnos en cuerpo y alma.

Sabemos de nuestros duelos, de nuestro dolor y sufrimiento, pero ahora sólo hay Presencia, apertura para Ser nosotros mismos.

No buscamos decir cosas por decir, sino sólo permanecer en comunión.

Hemos aprendido a no huir del dolor, sino a ponerle nombre.

Hemos aprendido a no huir de esas sensaciones corporales que ahogan nuestro ser, sino a sentirlas plenamente sin juzgarlas.

Hemos aprendido a permanecer con esa carga energética en principio desesperante y al observarla con atención, comprobar que va desapareciendo sin más.

Hemos aprendido que tras esas tensiones abrazadas surge una extraña paz llena de comprensión intuitiva.

Hemos aprendido que sin buscar controlar la respiración, La Paz anterior la trae por sí misma.

Hemos aprendido que al conectar con nosotros mismos, aparece una hermosa conexión con todo lo que nos rodea, cielo, tierra, personas, animales, etc.

Hemos aprendido con todo esto que hay mucha luz dónde solo había oscuridad y que esa luz interior es la que disipa nuestro dolor y transforma la distancia con el ser querido en presencia sin espacio.

Hemos aprendido a tomar una taza de té en silencio y a compartir con una sincera mirada el dulce aroma del Amor infinito de dos almas que tras cargar su cruz, resucitan en silencio a la Vida Plena.
Gracias por tu infinito acompañamiento, Alma mía...

Recibid un fuerte abrazo lleno de ese aroma que la Gracia Divina deja caer a todo aquel que abre su corazón a la VIDA.

Bendiciones mil!

Vuestro compañero de sendero, Guillermo.

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