“En su profundo libro El ser y la muerte, el doctor Agustín de la Herrán afirma que debemos distinguir entre la muerte del cuerpo y la muerte de la persona, porque son fallecimientos bien diferentes: hay personas que viven muertas antes de fallecer y otras, las menos, que después de fallecer viven muchos años como referencias o maestros del bien común y del amor universal. Yo, incluso, me atrevería a añadir que es el propio ser humano el que tiene el poder de “hacerse”, de “ser” inmortal por el amor. Quien es el amor, quien siembra en las mentes y los corazones de los demás las semillas de un amor incondicional, no morirá jamás porque el amor-amor no tiene límites ni de espacio ni de tiempo, y se propaga y extiende como la pólvora, de corazón a corazón, de persona a persona”
"La fuerza del Amor" Tierno, Bernabé.
Y añadiría que ese Amor-Amor se lleva siempre en el corazón y conecta al Alma-Alma por medio de la intuición, de tal forma, que la duda desaparece y la fe del conocimiento interior ilumina nuestro ser con la paz que da atisbar la unidad y grandeza del sagrado universo del que formamos parte.
Y como decía Bruno San Marcos:
"Lo sagrado es el respeto a la vida. La espiritualidad es el respeto de lo esencial: amar la vida, amar todas las vidas."
Bendiciones mil.
Guillermo.