Duelo, de la pena a la compasión.

Este post es un resumen de mi última conferencia sobre Duelo y que intenta explicar las diferencias y distintos matices que hay desde la Pena hasta la Compasión.

Etimológicamente, pena deriva de poena, que significa compensación o multa, y posee una connotación de dolor causado por un castigo. De hecho, ante la desgracia solemos preguntarnos ¿Qué habré hecho yo para merecer esto?

Cuando decimos, que pena me da esta persona, hay sólo un prejuicio personal sin apenas implicación emocional, hay una enorme distancia entre lo observado y el observador, es una sensación lastimera de un mal que percibimos. En la lámina, encontramos la pena en la parte superior, cómo dos círculos alejados.

Podríamos decir que es una reacción pasajera, donde toda nuestra acción se traduce en verbalizar el dolor que podemos ver. El doliente siente a esta persona distante y fría, pese a poder estar dándole un abrazo. Luego veremos la importancia de la coherencia del corazón en todo esto.

El doliente, también puede sentir pena o lástima de sí mismo, sobre todo en las primeras etapas, donde hay un shock post-traumático y él mismo se aísla de sus emociones para evitar el dolor, y si este aislamiento dura mucho, se puede convertir en un duelo patológico.

Entre la pena y la compasión está la empatía, resumiendo mucho, ya que en la charla hablo también de la lástima, la simpatía y la misericordia entre otras.
En la empatía hay un acercamiento entre las personas, se produce una identificación mental y afectiva de la persona con el estado de ánimo del otro.
Suele haberse pasado por una serie de experiencias comunes, y entendemos cómo se siente esta persona. La entendemos y la aceptamos tal cual es, hablamos el mismo idioma y eso nos hace más fácil la comunicación.
En el duelo la Empatía surge al relacionarnos con la gente que queremos y nos quieren, en una primera fase. Compartimos el dolor con los que conviven con nosotros y sienten la misma pérdida, respetando y acercándonos a los  distintos puntos de vista.
Los sentimientos compartidos, nos liberan poco a poco de nuestra angustia vital y el cariño vivifica poco a poco, nuestro vacio interior, transformándolo en recuerdo feliz, no exento de caídas emocionales en determinados momentos, normales en todo proceso de perdida.
Los corazones de estas personas vibran muy cerca y los grupos de apoyo son la expresión más significativa de esta hermosa realidad. En la lámina, apreciamos en la parte inferior, cómo los círculos, las auras humanas se están tocando, pero no acaban de fundirse, cada uno en el fondo, entiende al otro, pero ninguna abandona su dolor por el del otro.
Llega el momento de hablar de lo que sólo se puede experimentar y donde las palabras, sólo son las pinceladas del cuadro que quiere reflejar lo que vive el pintor.
La Compasión es un sentimiento humano que se manifiesta a partir del sufrimiento de otro ser. Más intensa que la empatía, la compasión describe el entendimiento del estado emocional de otro, y es con frecuencia combinada con un deseo de aliviar o reducir su sufrimiento.
La compasión conecta la razón con el corazón y la empatía la razón con la emoción, en una sentimos en la otra comprendemos, en una nos damos en la otra recibimos, en una amamos en la otra empatizamos.
La compasión la vemos reflejada en la vesícula piscis, la unión de dos círculos unidos por su centro, por su corazón, en ella las auras del las personas están unidas, corazón con corazón, centro a centro y el dolor es uno y las ganas de ayudar a sanar es captada por las dos personas… la coherencia del corazón, nos demuestra que el campo magnético del corazón se extiende varios metros alrededor del cuerpo y el campo magnético del cerebro, sólo unos pocos centímetros, esta vibración es captada por cualquier ser humano y nos ayuda a comprender ciertas reacciones a pesar de las apariencias.
Cuando las auras están cerca, pero separadas como en la empatía, aparece, el símbolo del infinito, que podríamos interpretar, como una distancia infinita  entre los dos corazones, a pesar que la empatía está presente… pero cada uno sigue en su propio “terreno emocional” no hay comunicación interna y los corazones no vibran al unísono como sucede con la coherencia del corazón. La empatía piensa, la Compasión actúa sin pensar, socorre sin pensar.
La empatía utiliza las emociones junto a la razón, la compasión utiliza la emoción trascendida por el Amor… dejamos la emoción visceral y la transformamos por vía cardiaca en verdadera caridad, en verdadera compasión en  verdadero Amor Sanador.
La compasión transforma el sufrimiento, el propio doliente que recibe y percibe el verdadero Amor impersonal, venga de quien venga, empieza a tener verdadera compasión por sí mismo, poniendo así la primera piedra de la verdadera transformación hacia una vida plena, diferente al pasado, pero llena de la certeza que el Amor transciende lo físico y nos acerca a lo espiritual.
Este acercamiento, se traduce con el tiempo en un darnos a los demás, en Amar todo con la fuerza de llevar dentro a todos nuestros familiares, allí donde estén, porque la intuición que abre el Amor, abre un hilo invisible con nuestros seres del azul…
Deseo de corazón que la Compasión nazca en cada uno de nosotros, para poder darla tan fielmente, como el Amor que nos la dio por primera vez.
Vuestro amigo, Guillermo J. Recourt.