El lugar donde no vemos ninguna enfermedad.


"Cuando el maestro zen Tozan (807-869), primer patriarca de la escuela Soto zen de China, estaba enfermo, un monje le dijo:

- Maestro, tus cuatro elementos” están en desarmonía; Tozan contestó - pero hay alguien que nunca esté enfermo.

- ¿Este alguien te está viendo? - preguntó el monje. - Mi función es observarle - contestó Tozan.

Y ¿qué sucede cuando tú le observas? - preguntó el monje. - Entonces no veo ninguna enfermedad - contestó Tozan."

Por supuesto este «alguien» es nuestra naturaleza esencial personificada. No está sujeta al nacimiento ni a la muerte, allí no hay enfermedad posible...

Durante el duelo, nuestra esencia nos insufla su lucidez y presencia en los momentos en que soltamos todo y nos quedamos a solas con nosotros mismos... observando la vida Una, sin pasado ni futuro. Ahí se producen momentos de comunión profunda que nos dan esa visión interior no razonada de que nuestro ser querido está bien y nosotros también...


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