La Unidad Familiar



Reflexionando sobre la falta de cohesión en la mayoría de familias, me viene a la consciencia el símbolo de la Unidad.

Nuestro cuerpo está compuesto con millones de células, que se especializan en víscera, órganos, tejidos y que normalmente, mantienen una relación armoniosa entre ellas, fundidas en una consciencia total, pero a la vez manteniendo su propia funcionalidad y misión particular, para formar un todo mayor que la suma de sus partes.

El cuerpo familiar, funciona en la mayoría de los casos, de forma inconsciente de la Unidad que forman. La atención y colaboración entre ellos, está supeditada al ego y no a la esencia que los anima por igual, manifestando cada uno, una parte de ella.

Recordar, seamos nosotros el cambio que queremos ver en los demás… Cuanto más conscientes nos volvemos de nuestra unidad, sintiendo cada parte de nosotros, sea física, emocional o mental, como un todo listo a manifestar lo no manifestado, antes atenderemos y prestaremos nuestro ser en beneficio del todo familiar.

Nuestros hijos, padres, cónyuges, amigos, conocidos, solo necesitan nuestra presencia más autentica, manifestandose aquí y ahora. Si hay que ordenar un cuarto, todos los miembros participan en esa tarea, si hay que cocinar y poner la mesa, todos participan, si hay que estudiar, todos los miembros aprovechan esos instantes para realizar el milagro que la coherencia del corazón expresa de manera tan cierta y es que lo semejante atrae a lo semejante… La concentración armoniosa en un tema o acción, contagia a todos los que tenemos alrededor… por eso es tan importante ser nosotros el cambio que queremos ver en los demás.

La famosa unidad familiar, no sólo se refiere a el número de miembros que componen una familia, es mucho más, se refiere al conjunto de almas que están juntas para crecer interiormente, sabiendo que cualquier cambio en uno de ellos, será seguido por el cambio del resto, cuando llegue su momento. Por eso tenemos que aceptar a los demás miembros como son y saber que cualquier desarmonía que sintamos junto a ellos, es una proyección de nuestra propia desarmonía interior, siendo una inmensa oportunidad para tomar consciencia de ello y transformar todo aquello que no nos deja vivir la plenitud que ya somos.

El apoyo familiar real, está libre de proyecciones, está lleno de aceptar que cada uno tiene un carácter, está lleno de ese Amor que no pide nada a cambio y de un servicio a los demás lleno de la frescura del Ahora más pleno y de nuestra Unidad con Dios.

Deseo de todo corazón, que cada uno de nosotros, pueda dar a sus familiares el fruto más dulce de su transformación interior, el perdón más sincero a nosotros , a los demás y a la vida, pues ese tipo de perdón nos devuelve al ahora, al vivir plenamente con los demás, sin las culpas del pasado y los miedos del futuro y así juntos, caminar unidos hacia la felicidad de estar en todo monto en el lugar más sagrado que hay, el templo humano, aquí y ahora.

Recibid un fuerte abrazo lleno de la presencia que nos une a todos!

Bendiciones!

Guillermo.

Caminando del yo al radiante nosotros.


Cuando dos gotas se juntan, su peso las lleva a regresar al mar del que salieron, pasando del yo al radiante nosotros...


Caminando del yo al yo verdadero... Un camino de sanación.

Tú eres yo y yo sin ti pierdo mi identidad y el sentido de vivir, pero si siento mi yo verdadero, seguro encuentro la parte de ti que sigo sintiendo en todo lo que amo... Ya no hay instantes perdidos si te encuentro en todo lo bello que ahora veo, siento y doy... Mi yo más completo se completa en tu infinitud y mi infinitud llena todo nuestro Amor... Sí que hay un sentido, si dejo mi yo para abrazar el eterno nosotros...

Vuestro amigo, Guillermo.

Bendiciones!