El Cuerpo, cimiento de toda transformación



La voluntad es fundamental en cualquier proceso de transformación que emprendamos y en cualquier decisión o acto que realicemos.

Hay miles de escritos de cómo fortalecerla, cómo ponerla en práctica, etc... Pero la simple intención de cambiar, muchas veces no es suficiente, para actuar como nos hemos propuesto. Para tener éxito hay que empezar la casa por los cimientos, es decir, por cuidar de nuestro cuerpo.

El templo de nuestro ser, el cuerpo humano, es el primer escalón para poder poner en práctica nuestra voluntad, ya que es más fácil de entender y transformar que los sentimientos o pensamientos, que necesitan de una voluntad ejercitada y llena de consciencia.

Si descansamos bien, nos nutrimos saludablemente, y realizamos ejercicio consciente para quitar tensiones, "engrasar las bisagras" y mantener un cuerpo sano, nuestra energía empezará a fluir en armonía.

Por eso en cualquier yoga, filosofía o terapia, empezamos por practicar hábitos corporales saludables.

La realidad, es que escuchamos poco o nada a nuestro cuerpo. La reflexión consciente, se ve eclipsada por la vorágine de estímulos externos y el incesante ruido interior.

Maltratamos a nuestro cuerpo continuamente de una manera aceptada socialmente, vivimos en la inconsciencia más grande, pero queremos "lo mejor para nosotros y los nuestros". Esto genera tantas tensiones cruzadas, que nos convertimos en veleros sin rumbo a merced de las tormentas y vientos que nuestras tensiones y falta de responsabilidad generan.

Este abandono es tan gradual que no se hace consciente hasta que se produce alguna crisis o enfermedad, debidas a esos abusos, ya que hay otras enfermedades causadas por leyes más sutiles para una mayor evolución propia y de nuestros seres queridos, que escapan a nuestra responsabilidad directa.

La pregunta es entonces: ¿Cómo detengo este deterioro? Pues tomando las riendas de nuestra vida, siendo más conscientes y reflexivos con las consecuencias que generan nuestra inconsciencia y sobre todo con la valentía que se origina al escuchar a nuestro ser más profundo y armonioso. No hay que luchar contra esos miedos y tensiones, sino hacer como los sabios siempre nos han contado, que es desarrollar poco a poco las virtudes opuestas a la que genera tensiones y así ir soltando todo el peso que no nos dejaba avanzar.

Hay que saber qué tememos, aceptar ese miedo y no juzgarlo más... sólo aceptación y ese conocimiento/aceptación sin tensión es ya el motor del cambio positivo, pero recordemos que para eso hay que ser valientes y responsabilizarnos de nuestras aciones.

Pero lo que realmente nos sirve para empezar esta depuración consciente del ser, es hacer los pequeños cambios cotidianos, tanto personales como interpersonales, ya que el contacto con nuestros semejantes, es el verdadero crisol que purifica el "metal" de toda impureza.

Lo que venga a nuestra consciencia de manera intuitiva y sea un beneficio a corto o largo plazo, pongámoslo en práctica en ese mismo instante. Esa es la voluntad del alma y no la fuerza de voluntad que sólo quiere re-equilibrar y no buscar el equilibrio que es muy diferente.

La alimentación sana y nutritiva del cuerpo, resuena en lo profundo del ser como el inicio del cambio en la "alimentación sana" de sentimientos y pensamientos nutritivos y llenos de la fuerza del corazón.

Recordemos que entre nuestras estructuras energéticas, lo semejante a trae a lo semejante y los cambios en las estructuras más materiales, por resonancia, ejercen cambios en las más sutiles, hasta que construimos un verdadero templo para llenarlo con la ofrenda más hermosa del Universo, El Amor más puro y bello que nos une a todos a nuestra realidad más real y consciente, La consciencia total o Dios.

Deseo de corazón, que los pequeños cambios en lo cotidiano, las pequeñas o grandes respiraciones conscientes, las tomas graduales de consciencia, sean para todos el motor que nos impulse hacia la transformación mas bella del ser...

Recibid un fuerte abrazo lleno de la Paz que produce el cambio aceptado.

Bendiciones!

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