La coherencia del corazón y el duelo



En esta ocasión, voy a contaros una interpretación muy personal de las dos maneras en que la coherencia del corazón y su reciente descubierto sistema neuronal propio, podrían afectar en la percepción y sanación del duelo.

La primera parte tiene que ver en cómo nos afectan y podemos afectar a otros los estados de ánimos por medio de las ondas electromagnéticas que irradia el corazón.

La segunda parte tiene que ver en cómo percibimos psíquicamente a nuestros seres del azul y como difiere la respuesta si entra en funcionamiento el sistema límbico o el reciente sistema neuronal del corazón.

Voy a ser muy esquemático y luego cada cual puede investigar en los cientos de artículos sobre este apasionante tema.

Cuando los seres humanos estamos en un espacio de entre 2 a 4 metros de distancia, nuestro subconsciente capta la información energética contenida en nuestro corazón…

Si una persona está nerviosa, su corazón emite esta desarmonía a su entorno, y los corazones cercanos empiezan por sincronía a oscilar de la misma manera, creando un ambiente de crispación aunque intentemos poner buena cara para disimular nuestro dolor, que al final lleva a un estado de frustración y de enfado, al no estar en armonía el plano físico, emocional y mental…

Por eso en el duelo es necesario para ir sanando, ser sinceros con nosotros mismos, para llorar si así nos apetece y reír si así ocurre, ya que aunque disimulemos, nuestro corazón no engaña al corazón de los otros y hay que ser uno mismo más que nunca, dejando los prejuicios a parte, cosa complicada por las memorias almacenadas durante toda nuestra vida, pero no imposible.

Por eso también al estar más sensibles, notamos quien nos acompaña con el corazón y quien lo hace porque toca hacerlo… Una vez más el corazón “ve” más allá de las apariencias y por eso la sinceridad del que nos acompaña y escucha nuestro dolor, es fundamental para estar en armonía y poder coger la mano del que nos la tiende y poner nuestro corazón en la suya...

Cuando aparece la sublima compasión nacida del Alma, los corazones de las dos personas hablan el mismo idioma y una mirada o un abrazo es suficiente, para que rueden lágrimas sanadoras o silencios llenos de gratitud sin cesar.

Esto se puede extrapolar a muchos otros aspectos del duelo, pero creo que si habéis cogido la idea, podéis utilizarlo conscientemente y de esta manera ver los procesos energéticos “invisibles” que influyen en nosotros y entender así situaciones que antes pasaban casi desapercibidas.

La segunda parte de este artículo, ha surgido como resultado de las experiencias psíquicas que tuve cuando fallecieron algunos de mis seres queridos y cómo las percibí y me ayudaron a sanar.

Cuando estamos en duelo, hay un bloqueo mental lógico al tremendo shock sufrido, esto nos crea stress y nuestro cerebro casi va en automático, siendo el sistema límbico el que toma el mando.

Ya que este contiene todas las memorias emocionales tanto negativas como positivas, pasamos a estar en manos de acciones y reacciones donde el cortex casi no tiene tiempo de reaccionar al ser más lento que el sistema límbico, con lo que no racionalizamos casi nada de manera normal, no sabemos qué nos ha pasado y menos porqué, el caos es absoluto.

En estos casos, fácilmente podemos pasar a tener los llamados estados alterados de consciencia, donde percibimos destellos del mundo del Alma, pero al estar tan colapsados no somos conscientes de lo que son o si algo intuimos, dudamos de que así sea, al no estar acostumbrados a estos fenómenos psíquicos.

Conforme vamos pasando por las etapas de duelo, la mente va sanando, pero las emociones no siguen su ritmo, siguen pasando directamente por el cerebro instintivo. ¿Cómo acelerar esa recuperación y equilibrar emociones y pensamientos? Ahí entra la coherencia del corazón, el nivel de consciencia particular de cada uno y el tiempo necesario para trasforma el sufrimiento en dolor, el dolor en tristeza y la tristeza finalmente en paz.

Cuando nuestros seres queridos nos envían un mensaje psíquico desde otra dimensión, al llegar a nuestros sentidos psíquicos y pasar a la subconsciencia, se mezcla con los pensamientos que nos activan los recuerdos de nuestro ser querido, ya que el cerebro no distingue que es un mensaje psíquico y lo ve cómo recuerdo... Activando las emociones de perdida y sumiéndonos en una profunda caída energética, emocional y mental donde nos asaltan miles de pensamientos, miedos, frustraciones, etc… que voy a contar que no sepamos cada uno por su propia experiencia personal e intransferible.

Pero cuando ese mensaje pasa a través del corazón, de la intuición, cuando estamos serenos y en brazos de nuestra alma, la percepción psíquica, pasa directamente del corazón hacia el cortex por medio del sistema parasimpático, así como a través de otros centros psíquicos y energéticos del cuerpo, percibiendo entonces una sensación de paz junto con una expansión de la consciencia.

En este estado de comunión psíquica, podemos percibir lo que miles de personas en duelo han vivido y muchos no se han atrevido a contar por temor a que nadie les creyera, como por ejemplo oler aromas de flores, el aroma de su perfume favorito o respirar tranquilos sintiendo cerca la presencia del ser amado.

También podemos sentir imágenes o palabras de esperanza que sabemos ciertas y lágrimas de felicidad pueden rodear nuestras mejillas... pero puede que al racionalizarlas entren en conflicto con nuestras creencias y podemos dudar así de su realidad trascendente, este punto ya depende de la sinceridad de cada uno, del tiempo que dedique a su autodescubrimiento interior, del tiempo que entre el silencio para escuchar su alma, en fin de vivir en la fe que proporciona la experiencia interior que ayuda a tomar consciencia de la responsabilidad que tenemos de cambiar o no nuestra manera de procesar la vida en todas sus facetas.

Por eso es importante tratar estos temas cada vez más de manera holística, pues el alma muchas veces, por no decir casi siempre, no se tiene en cuenta a la hora de sanar. Tenemos un cuerpo, una psiquis (emociones y pensamientos) y un alma y parte de la verdadera sanación a mi humilde entender nace de tener en cuenta la UNIDAD que somos y como esa unidad también se extienda a la FRATERNIDAD SANADORA demostrada en los grupos de autoayuda, donde hablan los corazones, donde habla la tolerancia, donde al final se ven almas y no personas, se ven corazones y no pensamientos, donde el Amor más coherente termina sanando el cuerpo, la mente y el alma…

Hoy más que nunca me despido con un abrazo de corazón a corazón… ¡Bendiciones!

Vuestro amigo de sendero, Guillermo J. Recourt

2 comentarios:

  1. Gracias, Guillermo, por este excelente y didáctico mensaje. Te puedo decir que al leerlo he comprendido mucho mejor mis estados de ánimo y la gran paz que voy sintiendo al saber que mi adorada hija está en un lugar maravilloso, con una linda misión que cumplir y que es feliz en esa dimensión. Gracias por ayudarme a crecer más como un ente espiritual. Te envío un abrazo fuertísimo y enorme.

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  2. Gracias a ti de corazón Ayxa! Otro abrazo para ti con mucho cariño! Bendiciones!

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